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lunes, agosto 6

Una Simple piedra.




Una Simple piedra




No sé porque pero...
ocurre que a veces 
la nostalgia
como si envolviera
los recuerdos
en una 
alocada
marabunta...
remueve
el ayer donde
latían juntos
aquellos
sueños
que pese
al tiempo
transcurrido
aún son capaces 
de airear
los posos
que dejaron
fermentos 
en los corazones.


No tengo tu permiso 
pero asumiré 
las consecuencias
de ofrecer 
a quien 
quiera leerlo
aquel delicioso poema 
que creaste para mi
cuando llevado
por el acelerado latir
de mi corazón...
te regalé
aquella simple piedra.


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Bajo el sol inesperado
de noviembre
huyó el frío.
La brisa templada
nos dio abrigo
y envolvió nuestro aliento
en la playa desnuda
entre guijarros.


Dos corazones,
dos cantos rodados,
limados por la vida,
erosionados,
hasta sentir el cobijo
de nuestras manos.


Me regalaste una piedra
para empezar el camino.
Es la joya más preciosa
que nadie ha tenido.