CORAZÓN SEDIENTO.
Vuelves a mi mente y vuelve la bruma para hacer
que tropiece y nuevamente me de de bruces contra el duro suelo.
La sensación es semejante a verme vestir el ayer
pero...frente al maldito espejo descubro está embadurnado
con el barro del presente y me doy cuenta que es ese maldito barro
reseco, agrietado, quebradizo y...cruel.
Y es el mismo barro que la extrema sequia va cuarteando
y ya esteril es solo refugio de alimañas como el dolor.
Ese barro que mostrará los esqueletos de quienes vivieron
en la insensatez de adentrarse en el amor...sin protección suficiente.
Y en ese suelo que el viento acabará desmenuzando
en granos de fina arena ...donde solo serán capaces de crecer
las terribles espinas que adornan el dolor.
Sangran mis manos y aún así... sigo negandome
a percibir el dolor que causan sus espinas.
Y me pregunto frente al espejo el porque de la sequia.
Y añoro aquella tierra esponjosa donde era una alegria sembrar,
Donde la recogida de la cosecha era una deliciosa fiesta.
y donde los frutos: caricias, miradas, sonrisas, besos, amor,
mucho amor...se daba a manos llenas.
Y me esfuerzo y no logro comprender cuando y porque
cambio el clima y empezó la terrible sequia.
Y en esta tierra sedienta que tengo por corazón...
se mira al cielo y se hacen rogativas
para que se diluyan las nubes y... llueva y... llueva y...llueva.
Y que el agua...empape mi corazón.