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miércoles, agosto 11

ELEGÍA


ELEGIA.
A Loli y su memoria.
Compartimos...cariño...sangre y apellido.


En su belleza serena cabía la primavera.
Colores, pájaros y flores
envidiaron su sonrisa
y en su corazón...
siempre hubo semilla de buen pan.

Tenía en sus manos
todo el calor y las emociones
de un alma primorosa.

Se la llevó la muerte 
y...
por mi sangre cabalgó todo el dolor del mundo,
carcomiendo mi entrañas
y azotando
con maldad y saña mis sentimientos.

Surcos de sal en la mejillas
pregonaron el dolor que quebrantó mi alma.
Y a mi corazón  llegaron impulsos
que me hicieron temer el olvido de su ternura.
¡ Duele el aire! 
y la impotencia...
me hará renegar de Diós.

Helados remolinos de viento se agolpan en mi mente 
que se niega a apagar el póstumo eco de su voz.
Perdí su dulzura...mi niñez
y esa mirada envuelta en ternura para la caricia.
¡¡Y mi alma grita con furia su desamparo!!

El dolor de su pérdida me impulsa a quere arropar
en su viaje de eternidad
a esa primorosa mujer que siempre tuvo
su corazón...cosido al mio.

Entre la noche y el alba
hay un abismo de luces y agonias.
El rostro que veo en los gastados espejos de la noche...
ya no parece el mismo. 

Anhelo que el cariño y el mágico silencio del cielo
 formen un lazo de unión
 entre la mente y la eternidad de su sueño.
Y para ese sueño perpetuo...
Ansío que cada lágrima sea un balsamo contra el dolor
y una puerta abierta  a las auroras
donde se goza del canto de las alondras.