Y...se evaporó.
Una vez tuve un sueño y durante una mota de tiempo...
cabalgué aferrado a sus ojos, su risa y sus caderas y... soñé.
Soñé con pestañas que al abrirse me llevaban a navegar
mares azules y metáforas de mundos que vivían en una
mente deliciosamente envuelta en números y vida.
Un sueño al que los melocotones le gustan fríos.
Un sueño como yo creo que deben de ser los sueños con
miradas, roces, canciones, amor, poemas y...
una cara deliciosa con un nombre cortito...fácil de pronunciar.
¡MI SUEÑO!
Pero...hubo un despertar y el delicioso sueño no era
más que una gota de rocío tendida al sol y...se evaporó.
Al despertar...me dolía el alma
.