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lunes, abril 18

EL SUEÑO DE UN CUENTO







Hace ya algún tiempo escribí este cuento. 
Es casi la transcripción  de un sueño que  mas de una noche vino a visitarme sin permiso o eso creí yo durante bastante tiempo. La mente a veces se muestra cabezona con algo que le obsesiona.
Para no cansaros demasiado lo publicaré en dos partes. Espero que os guste



EL CUENTO DE UN SUEÑO.

 No siempre, no cada noche pero…con frecuencia sucede que al cerrar lo ojos y cuando el sueño se apodera de mi cuerpo…la mente actúa por su cuenta y con alguna que otra pausa... trae al centro de la memoria una mezcla de cosas que sucedieron en mi vida y otras  que ojalá hubieran sucedido.

 Y siempre ocurría mientras tus manos entrelazaban mis manos y tu mirada de vértigo se cruza con la mía. Entonces…mi corazón recibe esa descarga de adrenalina, ansiedad y deseo, mi piel se eriza, mi boca se queda seca al tiempo que se muere por morder tu boca aunque ni siquiera me atrevo, no soy capaz de pedírtelo.

Tú ves mi turbación y pones remedio, acercas tu rostro a mi rostro, cierras los ojos y me ofreces los labios. Cuando estalla el beso, percibo que tu boca…sigue teniendo el mismo sabor de los sueños dulces y la acidez refrescante  de las frutas silvestres. Siento tu lengua hurgar con impulsiva codicia y como entonces cuando eras mi chica romántica y dulce…gimes apasionada y agónicamente al besar cogiendo mi rostro entre tus manos como si quisieras aplastarlo contra el tuyo.

Mis brazos rodean tu cintura acercándote a mi con tantas ansias que creo que te voy a hacer daño; son tan intensos los deseos de tenerte cerca que…en este momento no se como seria mi comportamiento con alguien que intentara alejarte de mi.

 Sabes que de tu cintura emana una especie de calor que me abrasa y al mismo tiempo  colma mi alma de una dicha que no se explicarte?

Ambos necesitábamos deseábamos  que nada pudiera poner freno al deseo compartido de dos seres que viven en la distancia pero viven amándose con verdadera pasión. Y aunque todo sucedió en un sueño…los dos necesitábamos beber del agua lujuriosa del deseo que un día ya bebimos cuando nuestros corazones se asomaban al romanticismo.

No mediaron palabras, solo miradas y con la presión de tu mano en la mía recorrimos los escasos metros que separaban la sala de mi habitación. Cuando vimos la cama. Yo tuve como una vacilación pero fuiste tu  quien rompió mi duda empujándome hacia el lecho y obligándome a sentarme mientras con una sonrisa maliciosa asomándote a la cara… te plantaste frente a mi y con esa mirada tuya que traspasa el alma y una voz irresistiblemente erótica dijiste…

¡¡Mírame!! Quiero que sientas que no te queda nada de mi por ver y disfrutar. -Quiero que hoy se realicen todas y cada una de tus fantasías-

Con estudiada lentitud, comenzaste a desabrocharte el vestido. Se cerraba por delante con una larga fila de botones. Por mi cabeza pasó  la idea que tu habías elegido el vestido con el propósito de hacer lo que ahora estabas haciendo…

Me mirabas fijamente disfrutando del ansia que veías asomar en mis ojos, orgullosa de tu cuerpo y tu belleza. Fue un momento de esplendor ante quien te deseaba sobre todas las cosas del universo.

En el vientre y en los muslos amplios…la constatación  de que ya no era una muchacha. 
Una duda cruzó por tus ojos pues creíste que al contemplarte yo…sentiría desfallecer mi deseo pero…La mujer que contemplaban mis ojos seguía siendo un verdadero sueño y tenerla tan cerca y otra vez mía me conmovía hasta el borde de la lágrimas.
                                                                                                                      Continuará….