Se me resbaló un corazón...
En uno de esos días que ya se están volviendo olvido... creo que se me resbaló un corazón de las manos.
Cuando lo encontré, cuando lo tuve por primera vez entre mis manos...cuando llegó hasta mí su tacto suave, dulce, delicado...mis ojos se fundieron en ese hermoso color que tiene el sol al amanecer, mi alma gimió como gime el viento cuando juega a levantar la falda de una joven mujer. Mi cielo...? mi cielo se vistió de amarillo rojizo en las madrugadas... y en el atardecer cuando los gorriones regresan al nido...también volvieron los colores de la ilusión mientras el sol tiende a desaparecer.
Solo el pensamiento de que podría verla a cada instante era tan delicioso....que nubla mi corazón el recuerdo.
Creí que algo así sería imposible que naufragara pero...me equivoqué. Los naufragios ocurren hasta en los mares mas en calma.
Te enamoras y resulta que lo que creías que no acabaría nunca... basta una cara guardada en el tiempo que genera una duda para que no solo termine aquello de... siempre, siempre, siempre, para que a ese corazón resbaladizo...se le olvidaran todas sus promesas de eternidades. Ella te mira y decide que no eres la perfección que ella creía haber encontrado sino que ahora te ve como esa molestia, ese fracaso que lastra su alma y...decide buscar en el recuerdo....esas otras manos que ella cree no van a dejar que se resbale su corazón. Y tú te mueres por volver a tener ese corazón a la vez que entiendes que un corazón que olvida tan fácil...a nadie conviene ya que solo te provocará dolor e insomnios y de eso ya has tenido suficiente en el transcurso de tu vida.
No hay resentimiento sino la sensación, casi la seguridad de haber dejado atrás además de bellísimas sensaciones... la oportunidad de saber y sentir que podía funcionar, que podía amar para siempre a esa mujer.
A cambio me queda el haber recuperado esa paz que nunca debió de perderse porque pesaron demasiado pequeñas culpas entre ese corazón resbaladizo y...tú.