Días de rosas y besos.
(Imaginaria conversación con epílogo)
-Que es lo que tienes rosal?
-Me falta el ansia de florecer.
-Si me preocupo por ti...te riego... te cuido...
-Lo que me daba fuerza ya no está en mi.
-Ella nos dejó ya hace mucho.
-Yo deseaba volver a verla algún día.
-También yo pero...ella ya no es ella.
-Que importa eso...solo quería oírla reír.
-Era bonita su risa verdad...?
-¡Preciosa! Oírla era florecer. Y para ti..?
-Qué más da. Está lejos del alma y ya hace
mucho que se alejó de mis ojos.
¡Ahora mira con ira!
-Eso no es de ella. Ira en sus ojos..?
-¡Es mejor olvidar!
-Como te sientes tu?.
-Intentaré resistir pero...también me falta
el sonido de sus pasos, su risa juguetona
y esa intensidad de luz que reinaba en la casa
cuando venía a vernos.
Se me va, se me muere aquel rosal de las rosas
tan rojas, tan bellas, tan especiales.
Se seca con ese ritmo lento con que se secó aquel
espejismo que un día nació en corazones equivocados.
Parece faltarle las ganas de florecer.
Algo similar le ocurre a mi corazón.
Las tres últimas rosas se están durmiendo marchitas
sin llegar a abrirse.
Verlas sin su precioso color me dicen que los días...
ya no son aquellos días de rosas y besos.
Siento como se diluyen los días y se mueren las rosas,
mientras algo hermoso se desgarra en mí.