Recordando a mi amiga Irene.
Hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo que no se nada de ti.
Muchos días se enreda en mi mente la ilusión de que el mejor de los días se abrirán los cielos y como si fuera el más alegre de los chaparrones... calará en mí ser la noticia de que sigues viva y que sigues bien. Que lograste superar la maldita enfermedad y sigues teniendo esa esplendida sonrisa que premiar a quien tienen la suerte de cruzarse en tu vida.
Dejaron de llegar tus noticias pero nunca dejo mi corazón de sentirte muy cerca de el.
Me enseñaste que la amistad es ese bien que no necesita ni tan siquiera el contacto de las manos, de cruzarse las miradas, de un abrazo o un beso, la amistad es ese sentimiento tan lleno, tan deseoso en ocupar el corazón que aún sin verte...sé que seguimos siendo amigos.
Daría algo grande por saber de ti, sobre todo por saber que estás bien y que tu salud se ha restablecido al completo y hoy vives feliz en cualquier lugar del mundo.
Estés donde estés amiga Irene... dejaste en mí el sabor de tu amistad y sé que siempre, siempre te recordaré y de vez en cuando escribiré unas letras por si por aquellas cosas tú me lees.
Tu amistad significó y sigue significando mucho para mí, hoy sé que tu amistad sigue y seguirá dentro de mi y tu recuerdo... estará por siempre enredado en mi corazón.